17 de marzo de 2013

ONCE DE CINCUENTA Y DOS

Ya os conté aqui la semana pasada, como el miércoles amanecíamos con Oviedo cubierto de nieve. Como nuestra mañana de rutinas se veía gratamente alterada y de como una madre deja lo que tenga que hacer en ese momento y sale, cámara al cuello, a disfrutar del paisaje, rompiendo totalmente su mañana de rutinas. 

Pues bien, los niños también lo disfrutaron, aunque no durante mucho tiempo porque claro, ellos no podían faltar al cole, pero si les dio tiempo a tocar la nieve e incluso a lanzar alguna bola. Y es que pocas veces uno levanta la persiana y se encuentra su ciudad así de bonita.

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