17 de junio de 2013

VEINTITRÉS DE CINCUENTA Y DOS con Izan

Son poco más de las ocho y cuarto cuando entro en su habitación. Levanto la persiana poco a poco y la luz de la mañana lo va inundando todo. Su respiración es profunda y me siento en la alfombra a mirar su carita. Esa carita con esos papitos que dan ganas de comérselos con patatas, esa carita en la que cada vez que se rie, se dibujan dos preciosos hoyuelos, esa carita que nada más despertarse, me regala la mejor de sus sonrisas.

¡¡¡Buenos días mi amor!!!


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